El Pital es la cima más montañosa y elevada de El Salvador. Es uno de los cerros más importantes en el departamento de Chalatenango y tiene una elevación de 2,730 metros sobre el nivel del mar. Además de clima fresco, El Pital tiene un bosque húmedo conformado por árboles como pino, roble, encino y ciprés.
La parte más alta de este cerro se denomina Horqueta y es de gran atractivo turístico ya que es el lugar donde El Salvador colinda con Honduras.
El Pital es considerado, por las personas que les gusta el clima frió uno de los mejores lugares para poder acampar; la parte mas alta para poder acampar se encuentra a 2700 m.s.n.m, específicamente entre los dos picos de la montaña, por lo que que forma un corredor de viento. En ese sector de la montaña la temperatura esta a unos 10 grados centígrados menos que los lugares aledaños aunque estén a pocos metros.
A este cerro acuden muchas personas con deseos de realizar ecoturismo, como: camping, observación de fauna y flora y caminatas por los diferentes senderos.
Su vegetación es de coníferas y encinos, entre las especies se encuentran:
- EL PINUS AYACAHUITE - ABIES GUATEMALENSIS - EL TAXUS GLOBOSA
Plantas casi extintas para el país y únicas de la zona. También podemos encontrar "cartuchos" que son por excelencia la flor que adorna el cerro, además de la hortensias de diferentes colores (blanco, rosa, celeste) girasoles, tigrillas, sembrados de duraznos y una flor silvestre llamada "CARLÓ SANTO".
También se puede escalar la Peña Rajada, un mirador natural sobre una inmensa roca desde la cual observa San Ignacio, La Palma , partes de Honduras y Guatemala, así como otras áreas del oriente de El Salvador.
• El ingreso a El Pital cuesta $2.00 para adultosy $1.00 para niños. • La entrada de vehículos cuesta $2.00. • Para acampar, el costo es de $4.00 general y$4.00 por parqueo. • Se recomienda el uso de calzado antideslizantey ropa para clima frío.
El precio del alojamiento en cabañas es: •Para 12 personas: $125.00 •Para 10 personas: $120.00 •Para 2 personas: $ 35.00 Para mayor Información, comuníquese a los teléfonos (503) 2313-5470 y (503) 7789-2493.
Cómo llegar ...
Conduzca por la carretera CA-4 hasta el Municipio de San Ignacio, Chalatenango; luego diríjase hacia el Cantón Río Chiquito. Luego de un trayecto de aproximadamente 12 kilómetros, al llegar a Río Chiquito, debe girar a la izquierda y recorrer 3 kilómetros hasta llegar a El Pital. En vehículo necesitara un doble tracción (4x4).
Otro de los lugares turísticos de El Salvador que cautivan con su patrimonio arqueológico, una antigua capital de un señorío maya que logró supremacía sobre los demás asentamientos del valle entre el 600 y 900 d. C.
Ruinas de San Andrés
De sus antiguas 200 hectáreas hoy son solo apreciables las estructuras que conformaban el centro monumental, un complejo de pirámides y construcciones anexas que ocupan un área de aproximadamente 20 hectáreas.
Entre estas estructuras hoy son posible de admirar pirámides, plataformas escalonadas y las ruinas de la acrópolis y plaza central, un sobrecogedor paisaje que se mezcla con la indomable acción de la naturaleza que ha tapizado con prado parte de las edificaciones y la majestuosa presencia del Volcán de San Salvador en el horizonte.
Posiblemente la joya arqueológica más importante de el alvador, un enclave arqueológico de arquitectura doméstica que evidencia la vida cotidiana de una aldea maya agricultora de hace 1.600 años.
El sitio hoy declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, fue ocupado desde el año 400 al 600dc, momento en que fue abandonado a causa de la erupción de la Laguna Caldera.
Actualmente un sendero arqueológico rodeado de jardines y cultivos tradicionales recorre las estructuras aisladas que han logrado ser desenterradas, pudiéndose apreciar entre otras los antiguos dormitorios, bodegas, cocina y temascal.
Capital de El Salvador, situada a los pies del imponente Volcán Quezaltepec, una ciudad que cautiva con la belleza de sus arquitecturas republicanas y monumentos desplegados en su centro histórico.
Oferta gastronómica y vida nocturna concentrada en su elegante Zona Rosa, son otro de sus atractivos, un vibrante barrio donde convergen hoteles, bares, restaurantes, cafés, museos, torres de apartamentos y embajadas.
Un poco más alejado, la famosa Puerta del Diablo en Panchimalco, termina por complementar los atractivos de esta capital, un espectacular mirador natural que permite vistas panorámicas hacia las bellezas naturales de la zona, mágico escenario donde convergen las aguas del Océano Pacífico, el lago de Ilopango, el cerro de las Pavas y el Volcán de San Vicente
El fin del conflicto La Organización de Estados Americanos negoció un alto al fuego en la noche del 18 de julio que entró en vigor el 20 de julio y con esto acabaría la guerra de las 100 horas. El gobierno salvadoreño exigió que cesara la persecución de sus compatriotas, pero la OEA le exigió antes desalojar suelo hondureño. Las tropas salvadoreñas se retiraron a principios de agosto. Las dos naciones firmaron el Tratado General de Paz en Lima (Perú) el 30 de octubre de 1980, por el cual la disputa fronteriza se resolvería en la Corte Internacional de Justicia. Esto dio paso a la solución negociada del litigio fronterizo por el control de unos 450 kilómetros cuadrados, conocido como Los Bolsones, los cuales pasaron a formar parte del territorio hondureño desde 1992, en detrimento del territorio salvadoreño.
Consecuencias Entre 4.000 y 6.000 civiles murieron, y más de 15.000 resultaron heridos, incluyendo civiles y militares. Entre 60.000 y 130.000 de los 300.000 salvadoreños indocumentados que vivían en Honduras fueron forzados a regresar a su país. El fin del esfuerzo de integración comercial regional conocido como Mercado Común Centroamericano, diseñado por Estados Unidos. El refuerzo del papel político de los militares en ambos países. En El Salvador, en las elecciones legislativas que siguieron, la mayoría de los candidatos del Partido de Conciliación Nacional (PCN) de El Salvador, en esa fecha en el gobierno, salidos del Ejército, hicieron una enorme apología de su papel en el conflicto y, por consiguiente, resultaron victoriosos en las elecciones de diputados y alcaldes. El agravamiento de la situación social en El Salvador, producto de las deportaciones desde Honduras, ya que el gobierno tuvo que facilitar a estas personas la reinserción económica, lo que no logró satisfacer adecuadamente. Esto aumentó la presión social que derivó en la guerra civil que viviría posteriormente El Salvador. Guerra de las 100 horas (Resumen)
La guerra El 14 de julio de 1969, un pelotón del ejército hondureño ametralló la guarnición militar fronteriza de “El Poy” en Chalatenago, y con ello el ejército salvadoreño (más numeroso que el hondureño) lanzó un ataque contra suelo de Honduras y su aviación bombardeó el aeropuerto de Toncontin en Tegucigalpa, inmovilizando el 80% de la flota aérea hondureña. Ganado el dominio de los cielos, el ejército salvadoreño avanzó en territorio de Honduras (con más tropas y mejor equipado), invadiendo la población de Nuevo Ocotepeque, y penetrando hasta ocho kilómetros más allá de la frontera para la tarde del 15 de julio, acercándose peligrosamente a la propia Tegucigalpa. Al día siguiente las tropas hondureñas se lanzaron a la contraofensiva pero sin éxito, aunque su aviación logró interrumpir la cadena de suministros y logística de sus enemigos.
Causas El Salvador, el país más pequeño de Centro América, enfrentaba un problema de densidad poblacional, mientras que Honduras, con un territorio amplio ofrecía muchas oportunidades de empleo, por lo que se convertía en un lugar donde los salvadoreños podían emigrar. Se cree que la causa principal de la guerra de las 100 horas fue cuando Honduras decidió redistribuir la tierra a campesinos hondureños, para lo cual expulsaron a los campesinos salvadoreños que habían vivido ahí durante varias generaciones. Esto generó una persecución de salvadoreños en Honduras y un regreso masivo de campesinos a El Salvador. Otro de los sucesos que también influyó fue la captura de 45 soldados salvadoreños con dos camiones cargados de armamento (supuestamente destinado a apoyar un movimiento contrario a Osvaldo López Arellano, presidente de Honduras) en 1967.
La historia de la guerra de las 100 horas entre Honduras y El Salvador
Se cumplen 48 años de este triste episodio.
Fue la tarde del 14 de julio de 1969, hace ya 48 años, que El Salvador y Honduras se sumieron en un conflicto armado que se extendió por cinco días, y que en la historia ha quedado registrado como La Guerra de las 100 horas.
Entonces El Salvador era gobernado por el presidente Fidel Sánchez Hernández y Honduras por Oswaldo López Arellano.
Según los reportes de la prensa local de la época, el hecho se produjo luego de que cientos de salvadoreños que vivían en Honduras fueron objeto de persecución y expulsión de ese territorio.
Foto de archivo fechada el 12 de julio de 1969 de los pilotos de la Fuerza Aérea hondureña justo antes del inicio de la Guerra de 100 Horas con El Salvador. Foto/ AFP
Los apuntes históricos dan cuenta de que los compatriotas fueron víctimas de agresiones, como resultado de un resentimiento que se había gestado de forma coincidente con medidas agrarias que el país vecino impulsaba. Algunos, incluso, señalan que los ánimos se empezaron a caldear dos años antes.
En el país, las víctimas que venían huyendo eran acogidas en escuelas; incluso el Gimnasio de Santa Ana funcionó como albergue.
Ese sentimiento de rechazo se percibía en todos los ámbitos y el deportivo no fue la excepción. Este se evidenció más, luego de que las selecciones de fútbol de ambas naciones se enfrentaron en un partido de clasificación al Mundial de México 70. El Salvador ganó el encuentro y a nivel local se le conoció como “la victoria de la dignidad nacional”.
En ese contexto, un periodista polaco nombró el conflicto bélico como la Guerra del Fútbol.
Ese año, la Guerra Fría estaba en pleno apogeo, con su escenario en Vietnam, y el hombre caminaba en la Luna por primera vez.
Portada de El Diario de Hoy del jueves 17 de julio de 1969. En la foto de portada se muestra a las tropas salvadoreñas frente al cuartel militar del ejército hondureño en Nueva Ocotepeque,en el que ondea la bandera de El Salvador. Según los datos oficiales, unos mil soldados hondureños cayeron para defender Nueva Ocotepeque. Foto EDH/Archivo
Las notas periodísticas registran que el presidente Sánchez Hernández llamó a la población, a través de televisión, a mantener la serenidad.
El funcionario, en un comunicado, señaló que en legítima defensa ordenó repeler actos de agresión a lo largo de la frontera con Honduras y bombardearon objetivos
En esos cinco días, los ojos del mundo se posaron en la región centroamericana y muchas instancias como la Organización de Estados Americanos y la Organización de las Naciones Unidas se alzaron pidiendo el fin de la guerra. A eso sumó Estados Unidos.
Colombia fue de los países que ofreció mediar y exhortó a otras de la región a respaldar el esfuerzo. Mientras, las tropas salvadoreñas avanzaron hasta las localidades de Nueva Ocotepeque y Nacaome. Los periódicos informaban de bajas en ambos bandos.
Las hostilidades cesaron entre el 18 y 19 de julio.
Una guerra civil es cualquier enfrentamiento bélico cuyos participantes no son en su mayoría fuerzas militares regulares, sino que están formadas u organizadas por personas generalmente de la población civil. En la guerra civil salvadoreña el enfrentamiento armado se llevó a cabo entre las fuerzas guerrilleras del FMLN y la Fuerza Armada de El Salvador (FAES).
El objetivo del FMLN era tomar el poder a través de la vía armada, sacar a los militares del control del gobierno e instaurar una sociedad de corte socialista; mientras la FAES tenía como objetivo conservar el estado de cosas existentes. Es decir, mantener el control del gobierno y proteger los intereses de los grupos económicamente más poderosos que por años se habían beneficiado económicamente a partir del control del aparato gubernamental.
Los análisis sobre lo sucedido entre 1981 y 1992 son diversos. Estos se pueden resumir en tres posiciones analíticas: la primera, sostenida por los gobiernos de la época, los intelectuales miembros de los grupos dominantes, los militares y el gobierno de los Estados Unidos; para ellos la guerra era resultado del éxito de hábiles agentes externos que pretendían imponer en El Salvador un gobierno comunista. Según esta postura los problemas en El Salvador no eran locales; sino causados por Fidel Castro y la Unión Soviética quienes pretendían expandir el comunismo en Centroamérica. La segunda postura era sostenida por el FMLN, para quien la guerra era producto del descontento por la desigualdad social, la concentración de la riqueza en pocas manos y la dictadura militar que a lo largo del siglo XX había frustrado todo intento democratizador en el país. La tercera posición era concebida desde la academia, según los estudiosos, el conflicto militar era el resultado de la pérdida de legitimidad por quienes dirigían la sociedad salvadoreña, por su incapacidad para integrar políticamente a los sectores subordinados.
Las causas estructurales de la guerra pueden encontrarse por un lado, en la larga permanencia de un régimen político
autoritario, la falta de un gobierno civil resultado de elecciones competitivas libres, un sistema legislativo representativo, falta de independencia del poder judicial, total irrespeto a los derechos humanos, ausencia de una prensa independiente o de un organismo electoral autónomo.Por décadas lo que prevaleció fue el ejercicio del poder arbitrario, la intolerancia frente a la oposición política, el uso de la fuerza ante las demandas de democracia, los golpes de Estado, la persecución a los opositores políticos. Por otro lado, una estructura económica que profundizaba la inequidad. Por largos años El Salvador fue un país dependiente de la agro exportación principalmente de café, azúcar y algodón. La distribución equitativa de la riqueza producida por la economía agroexportadora nunca fue un tema discusión entre los grupos dominantes, a pesar del constante crecimiento económico que alcanzó el país, un 5.2 % entre los años sesenta y setenta. Junto a ese crecimiento marchó paralelo un empobrecimiento y un retraso de importantes segmentos de la población.
Si bien es cierto que el régimen político autoritario y el sistema económico inequitativo, rasgos de larga duración, pueden ser considerados como causas estructurales del conflicto militar, no hay que dejar de lado las causas inmediatas, entre las que podemos mencionar: los fraudes electorales de la década de los setenta (1972 y 1977) y la represión contra el movimiento social y la oposición política. A principios de los años setenta, el debate dentro de la izquierda salvadoreña se centró en las ventajas de la vía electoral sobre la lucha armada. Pero al mismo tiempo que las elecciones fueron más y más fraudulentas, la lucha armada apareció a muchos necesaria y
Durante la década de 1970, El Salvador se transformó progresivamente en un hervidero social. La falta de libertades, la abismal brecha entre ricos y pobres (el 10 % de la población disfrutaba del 80 % de las riquezas del país), sumados a la creciente tensión internacional entre occidente y el bloque comunista, contribuían a caldear el país.
En 1970, surgieron las Fuerzas Populares de Liberación Farabundo Martí (FPL), una escisión del Partido Comunista Salvadoreño (fundado en 1930). En febrero de 1971, el «Grupo», una organización formada por estudiantes universitarios, (antecedente del Ejército Revolucionario del Pueblo, ERP) secuestró y dio muerte al empresario Ernesto Regalado Dueñas, en la primera acción armada de un grupo de izquierda revolucionaria.[17] En las elecciones del 20 de febrero de 1972, la oposición civil conformó la coalición denominada Unión Nacional Opositora (UNO) que presentó como candidato presidencial, al ex alcalde de San Salvador, José Napoleón Duarte. Luego de los comicios, el Consejo Central de Elecciones, declaró ganador al candidato oficial, Coronel Arturo Armando Molina. La UNO realizó denuncias reiteradas sobre un fraude electoral de grandes proporciones:
Estudios hechos con posterioridad han mostrado que de forma fraudulenta el Consejo Central de Elecciones suspendió el conteo y finalmente declaró que el coronel Molina había obtenido la mayoría sobre la UNO.
El 25 de marzo de 1972, en protesta por el fraude, un grupo de jóvenes militares trató fallidamente de dar un golpe de estado. El fracaso de la oposición electoral contribuyó a acelerar el proceso de radicalización social y a engrosar las filas de las recientemente fundadas organizaciones guerrilleras. En febrero de 1977, en un nuevo proceso electoral calificado como fraudulento fue elegido presidente el general Carlos Humberto Romero.
En 1975 se constituyeron las Fuerzas Armadas de la Resistencia Nacional (FARN), como escisión del ERP y en 1976 surgió el Partido Revolucionario de los Trabajadores Centroamericanos. Estos grupos armados mantuvieron una relación de cooperación con las organizaciones obreras, campesinas y estudiantiles (los llamados frentes de masas). Para financiarse los nacientes grupos guerrilleros recurrieron a los secuestros de empresarios y funcionarios públicos como los de Roberto Poma (secuestrado por el ERP) y Mauricio Borgonovo Pohl (secuestrado por las FPL), ambos acontecidos en 1977. El gobierno de Molina y el de su sucesor Romero trataron de contener el crecimiento de los movimientos de izquierda con la represión ejecutada por los cuerpos de seguridad y el grupo paramilitar ORDEN. A fines de los años setenta los grupos paramilitares sumaban unos 100 000 miembros armados Hubo asesinatos selectivos de maestros, dirigentes campesinos y sindicales y estudiantes universitarios y represión de manifestaciones públicas, como la disolución de una marcha estudiantil el 30 de julio de 1975 y la llamada matanza de las gradas de Catedral el 8 de mayo de 1979.
Masacre de El Mozote es el nombre que reciben un conjunto de masacres contra población civil cometidos por el batallón Atlácatl (formado por la CIA en la Escuela de las Américas, en Panamá) de la Fuerza Armada de El Salvador, durante un operativo de contrainsurgencia, realizado los días 10, 11 y 12 de diciembre de 1981, en los cantones (aldeas) de El Mozote, La Joya y Los Toriles, en el norte del departamento de Morazán, en El Salvador.
Masacre de El Mozote
Memorial de las víctimas de la masacre de El Mozote.
LugarCantones (aldeas) de El Mozote, La Joya y Los Toriles, norte del departamento de Morazán, El Salvador
Fecha10-12 de diciembre de 1981
MuertosAproximadamente 900
Perpetrador(es)Batallón Atlácatl
Según las investigaciones posteriores de la Comisión de la Verdad (organismo de la ONUcreado para investigar los hechos de violencia cometidos durante la Guerra civil salvadoreña) aproximadamente 900 hombres, mujeres y niños campesinos salvadoreños fueron asesinados en El Mozote y los cantones aledaños. Se la considera no solo el mayor acto de violencia contra población civil cometida por agentes gubernamentales, durante la Guerra Civil de El Salvador, sino también la peor masacre en el Hemisferio Occidental, en tiempos modernos.
Monumento a la memoria y la verdad : Dedicado a las víctimas de violaciones a los derechos humanos durante el período de los 1970´s y 1980's en El Salvador.
Al menos unas 75.000 personas perdieron la vida en la guerra civil que sufrió El Salvadorentre 1979 y 1992. Se estima que hasta un 80% de las víctimas eran civiles. Muchos de ellos fueron asesinados en hechos que han pasado a considerarse como "crímenes de guerra" y fueron investigados en el informe de la Comisión de la Verdad de 1993. En los apartados siguientes se detallan los casos más significativos por sus implicaciones políticas. Se incluyen hechos ocurridos desde 1970 considerando el ambiente de preguerra que vivió El Salvador desde ese año.
Hacia 1979, la violencia entre el gobierno derechista y la oposición izquierdista degeneró en una guerra civil. La izquierda se organizó en la agrupación que buscaba recoger el testimonio de Farabundo Martí, el denominado Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), liderado por Schafik Handal, Salvador Cayetano Carpio y Joaquín Villalobos, con apoyo de los sectores campesinos organizados en las zonas rurales y entre los sectores obreros urbanos. El 24 de marzo de 1980 el Arzobispo de San Salvador, Monseñor Óscar Arnulfo Romero, fue asesinado por Marino Samayor Acosta, bajo las ordenes de Roberto d'Aubuisson,[21][22] durante la celebración de una misa, en la capilla del hospital Divina Providencia. A medida que el conflicto avanzaba, la guerrilla obtuvo apoyo indirecto y directo también de Cuba, y el pleno respaldo del régimen sandinista de Nicaragua, una vez en el poder, tras el derrocamiento de la dictadura somocista de Anastasio Somoza Debayle el 19 de julio de 1979 por la guerrillamarxista del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). El Ejército Popular Sandinista(EPS) de ese país apoyó al FMLN enviándole armas de origen soviético, tales como los fusiles de asalto AK-47 y ametralladoras ligeras RPK, ambos de calibre 7,62 x 39 mm; las ametralladoras PKM de 7,62 x 54 R y las bazucas antitanque RPG-7 a través del Golfo de Fonseca. Se atribuyó la insurrección, la Ofensiva general de 1981 a inicios del mes de enero del mismo año, a una conspiración soviético-cubano-nicaragüense y el 23 de febrero se dio a conocer un documento elaborado por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) demostrando el envío de armas a los guerrilleros salvadoreños desde Nicaragua. Muchos sandinistas dejaron sus hogares y se fueron a El Salvador a combatir del lado del FMLN.
mural de la masacre de tenango y guadalupe
El gobierno, por su parte, movilizó al ejército y a la policía a fin de combatir a la insurgencia. Con apoyo del gobierno norteamericano, se estableció los Batallones de Infantería de Reacción Inmediata (BIRI), entre estas unidades de élite, el denominado Batallón Atlacatl. El gobierno de Estados Unidos envió al ejército salvadoreño, la Fuerza Armada de El Salvador(FAES), fusiles de asalto M16 de 5,56 x 45 mm, que fue el más usado por la FAES; algunas unidades de esta usaron los fusiles de asalto Heckler & Koch G3 alemán, de 7,62 x 51 mm, IMI Galil israelí de la misma munición del M16 y el subfusilUzi israelí de 9 mm. La FAES tenía varios helicópteros Huey y Md 500 de defensa estadounidenses artillados, como los usados en la Guerra de Vietnam, con los cuales patrullaban desde el aire las calles de la capital para descubrir a los subversivos, término despectivo con el cual se le decía a los guerrilleros. Se implantó el toque de queda a las 7 de la noche y el reclutamiento de menores de edad en la FAES aunque también hubo menores que lucharon en el FMLN.
Combates en Perquín, marzo de 1985.
En tanto, grupos de militares y policías al margen de la ley, con apoyo de empresarios y terratenientes, crearon los llamados Escuadrones de la Muerte, que se dedicaban a aterrorizar las zonas rurales y paupérrimas, de donde el FMLN obtenía su mayor apoyo.
En dos oportunidades (1981 con la Ofensiva general de 1981, y en 1989, con la Ofensiva hasta el tope) el FMLN intentó conquistar la ciudad capital, San Salvador, y las cabeceras departamentales sin conseguirlo, pues la FAES rechazó el ataque de los guerrilleros que bajaron de las montañas que rodean a la capital; en la última de las cuales la lucha llegó hasta pocas cuadras de la Casa Presidencial. Cuando el Presidente de Estados Unidos Ronald Reagan tomó posesión del poder el 20 de enero de 1981 presentó esa ofensiva, iniciada 3 semanas antes, como una prueba del avance soviético en Latinoamérica. Los gobiernos de México, Venezuela y Francia reconocieron al FMLN como una fuerza beligerante legítima.
Monumento a la Memoria y la Verdad : Dedicado a las víctimas de violaciones a los derechos humanos durante el período de los años setenta a los noventa en El Salvador.
Se estima que la guerra dejó un saldo de 75 000 muertos, en su mayoría civiles. Si se tiene en cuenta que en la década de 1980 la población de El Salvador rondaba los 4,5 millones de habitantes, ello equivale a decir que casi el 2 % de la población perdió la vida en el conflicto. Decenas de miles de personas resultaron heridas físicamente (como consecuencia de armas de fuego, explosiones, minas antipersonales, etc.) y miles de ellos quedaron con mutilaciones que los incapacitaron de por vida. Miles, también, resultaron con graves secuelas psicológicas (si se tiene en cuenta las violaciones a las que fueron sometidas incontables mujeres y las torturas y vejaciones que padecieron otros tantos hombres). Numerosos niños quedaron huérfanos de padre, madre, o ambos.
Los daños materiales fueron cuantiosos. Puentes, carreteras, torres de transmisión eléctrica, etc. resultaron destruidos o severamente dañados; la fuga de capitales, y la retirada del país o el cierre de innumerables empresas hizo que la economía del país se estancara durante más de una década. La reconstrucción de la infraestructura se ha prolongado hasta la actualidad.
Desde el punto de vista social, el costo también ha sido muy alto. La desmovilización de los excombatientes y su reinserción a la vida civil han sido una dura labor que aún continúa. Como consecuencia de la guerra, quedaron en manos de la población civil miles de armas de fuego, lo cual propició el surgimiento de las pandillas de jóvenes y adultos denominadas maras, dedicadas a la delincuencia y al tráfico de drogas, y que han hecho de El Salvador uno de los países (con ausencia de guerra) más violentos del mundo. Por otro lado, cerca de 500 000 salvadoreños se vieron obligados a abandonar el país. La mayoría se radicó en el estado norteamericano de California, donde los emigrados y sus descendientes se han convertido en una importante fuerza económico-laboral, y las remesas de dinero que envían a sus familiares en El Salvador se han transformado en uno de los principales motores de la economía nacional.
Desde el punto de vista político, el país se democratizó. Desde el final de la guerra civil hasta ahora, todas las elecciones realizadas en El Salvador han sido cuidadosamente monitorizadas por la ONU y otros organismos internacionales, a fin de asegurar la transparencia de los comicios. Las nuevas instituciones creadas como producto de los acuerdos de paz (Procuraduría de los Derechos Humanos, Policía Nacional Civil de El Salvador, etc.) garantizan el buen funcionamiento del sistema político, y procuran preservar a todos los sectores de la sociedad. No obstante todo ello, la guerra ha dejado una gran polarización y resentimiento en la sociedad salvadoreña.
¿POR QUE HUBO GUERRA CIVIL EN EL SALVADOR? Durante la década de 1970, El Salvador se transformó progresivamente en un hervidero social. La falta de libertades, la abismal brecha entre ricos y pobres (el 10% de la población disfrutaba del 80% de las riquezas del país), sumados a la creciente tensión internacional entre occidente y el bloque comunista, contribuían a caldear el país. En 1970, surgieron las Fuerzas Populares de Liberación “Farabundo Martí” (FPL), una escisión del Partido Comunista Salvadoreño (fundado en 1930). En febrero de 1971, el “Grupo”, una organización formada por estudiantes universitarios, (antecedente del Ejército Revolucionario del Pueblo, ERP) secuestró y dio muerte al empresario Ernesto Regalado Dueñas, en la primera acción armada de un grupo de izquierda revolucionaria. En las elecciones del 20 de febrero de 1972, la oposición civil conformó la coalición denominada Unión Nacional Opositora (UNO) que presentó como candidato presidencial, al ex alcalde de San Salvador, José Napoleón Duarte. Luego de los comicios, el Consejo Central de Elecciones, declaró ganador al candidato oficial, Coronel Arturo Armando Molina. La UNO realizó denunciadas reiteradas sobre un fraude electoral de grandes proporciones: Estudios hechos con posterioridad han mostrado que de forma fraudulenta el Consejo Central de Elecciones suspendió el conteo y finalmente declaró que el coronel Molina había obtenido la mayoría sobre la UNO. El 25 de marzo de 1972, en protesta por el fraude, un grupo de jóvenes militares trató fallidamente de dar un golpe de estado. El fracaso de la oposición electoral contribuyó a acelerar el proceso de radicalización social y a engrosar las filas de las recientemente fundadas organizaciones guerrilleras. En febrero de 1977, en un nuevo proceso electoral calificado como fraudulento fue elegido presidente el general Carlos Humberto Romero. En 1975 se constituyeron las Fuerzas Armadas de la Resistencia Nacional (FARN), como escisión del ERP y en 1976 surgió el Partido Revolucionario de los Trabajadores Centroamericanos. Estos grupos armados mantuvieron una relación de cooperación con las organizaciones obreras, campesinas y estudiantiles (los llamados frentes de masas). Para financiarse los nacientes grupos guerrilleros recurrieron a los secuestros de empresarios y funcionarios públicos como los de Roberto Poma (secuestrado por el ERP) y Mauricio Borgonovo Pohl (secuestrado por las FPL), ambos acontecidos en 1977. El gobierno de Molina y el de su sucesor Romero trataron de contener el crecimiento de los movimientos de izquierda con la represión ejecutada por los cuerpos de seguridad y el grupo paramilitar ORDEN. Hubo asesinatos selectivos de maestros, dirigentes campesinos y sindicales y estudiantes universitarios y represión de manifestaciones públicas, como la disolución de una marcha estudiantil el 30 de julio de 1975 y la llamada matanza de las gradas de Catedral el 8 de mayo de 1979. Contendientes Gobierno de El Salvador y Fuerza Armada FMLN Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional Antes de la formación del FMLN, hubo varios intentos para lograr la unidad de las fuerzas guerrilleras. El 19 de diciembre de 1979 se formó la Coordinadora Político Militar, integrada por las FPL, la RN y el PCS. El 22 de mayo de 1980 se formó la Dirección Revolucionaria Unificada (DRU), en el cual participaron las FPL, el ERP, la RN y el PCS. Fue fundado el 10 de octubre de 1980, como la alianza de las organizaciones político militares de izquierda: las Fuerzas Populares de Liberación “Farabundo Martí” (FPL), el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), la Resistencia Nacional (RN) y el Partido Comunista Salvadoreño (PCS). En diciembre del mismo año se sumó el Partido Revolucionario de los Trabajadores Centroamericanos (PRTC). Contexto internacional La guerra civil de El Salvador, ha sido considerada como uno de los conflictos derivados de la confrontación ideológica, política y militar entre la Unión Soviética y los Estados Unidos (con sus respectivos aliados), conocida como Guerra Fría. Los dos bandos en pugna en el conflicto salvadoreño, estaban influenciados por la contienda global. El Gobierno de El Salvador había mantenido una firme alianza con los EE.UU. desde mediados del siglo XX. Oficiales del ejército gubernamental, la FAES, recibieron adiestramiento en centros militares estadounidenses como la Escuela de las Américas aún en la época anterior al conflicto bélico salvadoreño, obteniendo el apoyo de los gobiernos de Jimmy Carter, Ronald Reagan y George H. W. Bush. Por otra parte, los movimientos de izquierda que conformaron el FMLN, en especial, el Partido Comunista Salvadoreño, mantenían relaciones de cooperación con la URSS, los países del bloque socialista de Europa del Este, Cuba y Nicaragua.. El conflicto armado Hacia 1979, la violencia entre el gobierno derechista y la oposición izquierdista degeneró en una guerra civil. La izquierda se organizó en la agrupación que buscaba recoger el testimonio de Farabundo Martí, el denominado Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), liderado por Schafik Handal, Salvador Cayetano Carpio y Joaquín Villalobos, con apoyo de los sectores campesinos organizados en las zonas rurales y entre los sectores obreros urbanos. El 24 de marzo de 1980 el Arzobispo de San Salvador, Monseñor Oscar Arnulfo Romero, fue asesinado durante la celebración de una misa, en la capilla del hospital Divina Providencia, por un miembro de los escuadrones de la muerte. Él pedía la paz en su país y entablaba conversaciones con la guerrilla. A medida que el conflicto avanzaba, la guerrilla obtuvo apoyo indirecto y directo también de Cuba, y el pleno respaldo del régimen sandinista de Nicaragua, una vez en el poder, tras el derrocamiento de la dictadura somocista de Anastasio Somoza Debayle el 19 de julio de 1979 por la guerrilla marxista del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). El Ejército Popular Sandinista (EPS) de ese país apoyó al FMLN enviándole armas de origen soviético, tales como los fusiles de asalto AK-47 y ametralladoras ligeras RPK, ambos de calibre 7,62 x 39 mm; las ametralladoras PKM de 7,62 x 54 R y las bazucas antitanque RPG-7 a través del Golfo de Fonseca. Se atribuyó la insurrección, la Ofensiva general de 1981 a inicios del mes de enero del mismo año, a una conspiración soviético-cubano-nicaragüense y el 23 de febrero se dio a conocer un documento elaborado por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) demostrando el envío de armas a los guerrilleros salvadoreños desde Nicaragua. Muchos sandinistas dejaron sus hogares y se fueron a El Salvador a combatir del lado del FMLN. El gobierno, por su parte, movilizó al ejército y a la policía a fin de combatir a la insurgencia. Con apoyo del gobierno norteamericano, se estableció los Batallones de Infantería de Reacción Inmediata (BIRI), entre estas unidades de élite, el denominado Batallón Atlacatl, habría de ganarse fama de violento y cruel por sus acciones en contra de la población civil. El gobierno de Estados Unidos envió al ejército salvadoreño, la Fuerza Armada de El Salvador (FAES), fusiles de asalto M16 de 5,56 x 45 mm, que fue el más usado por la FAES; algunas unidades de esta usaron los fusiles de asalto Heckler & Koch G3 alemán, de 7,62 x 51 mm, IMI Galil israelí de la misma munición del M16 y el subfusil Uzi israelí de 9 mm. La FAES tenía varios helicópteros Huey y Md 500 de defensa estadounidenses artillados, como los usados en la Guerra de Vietnam, con los cuales patrullaban desde el aire las calles de la capital para descubrir a los subversivos, término despectivo con el cual se le decía a los guerrilleros. Se implantó el toque de queda a las 7 de la noche. En tanto, grupos de militares y policías al margen de la ley, con apoyo de empresarios y terratenientes, crearon los llamados escuadrones de la muerte, que se dedicaban a aterrorizar las zonas rurales y paupérrimas, de donde el FMLN obtenía su mayor apoyo. El Partido Arena , fue fundado en los años 1980 por Roberto d’Aubuisson, quien fue mayor del ejército salvadoreño y ha sido acusado de ser fundador de los escuadrones de la muerte; además de ser señalado como autor intelectual de la muerte de Monseñor Oscar Arnulfo Romero en el Informe “De la Locura a la Esperanza”, de la Comisión de la Verdad para El Salvador, entidad que se formó con posterioridad a la finalización del conflicto, para investigar crímenes cometidos contra la población civil. El partido surgió como una respuesta a la insurgencia del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, FMLN, de ideología comunista, el cual procuraba, a través de las armas, deponer al gobierno e instalar un régimen estatal inspirado en los gobiernos de Cuba revolucionaria y de la Nicaragua sandinista. Por su fuerte línea anticomunista, ARENA tuvo el apoyo de algunos miembros del Partido Republicano de los Estados Unidos, como el ex senador estadounidense Jesse Helms, quien apoyó a D’Aubuisson en el proceso de desarrollo del partido. En su ideario, el partido afirma creer en un sistema de gobierno democrático y representativo, enfatizando los derechos individuales, la familia como núcleo de la sociedad y el respeto a la propiedad privada. Durante la década de los 80, se acusó a miembros del partido de participar en la organización y financiamiento de los escuadrones de la muerte (comandos paramilitares de ultraderecha) que produjeron masacres y crímenes contra población civil. Un escándalo sacudió al partido en 1986 cuando Orlando Lloverá Ballette e Isidro López Sibrián, personas vinculadas al líder arenero Roberto d’Abuisson fueron juzgados y condenados por el secuestro de varios empresarios. En 1989, durante los primeros meses del gobierno de ARENA fue asesinado, el jesuita defensor de los derechos humanos Ignacio Ellacuría y otros cinco compañeros sacerdotes católicos. En dos oportunidades (1981 con la Ofensiva general de 1981, y en 1989, con la Ofensiva hasta el tope) el FMLN intentó conquistar la ciudad capital, San Salvador, y las cabeceras departamentales sin conseguirlo, pues la FAES rechazó el ataque de los guerrilleros que bajaron de las montañas que rodean a la capital; en la última de las cuales la lucha llegó hasta pocas cuadras de la Casa Presidencial. Cuando el Presidente de Estados Unidos Ronald Reagan tomó posesión del poder el 20 de enero de 1981 presentó esa ofensiva, iniciada tres semanas antes, como una prueba del avance del imperio del mal – la Unión Soviética – en el patio trasero de su país. Los gobiernos de México, Venezuela y Francia reconocieron al FMLN como una fuerza beligerante legítima y llamaron al gobierno salvadoreño. El 16 de noviembre de 1989, en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas, un escuadrón de la muerte asesinó a un grupo de 6 sacerdotes jesuitas españoles afines a la Teología de la liberación, ellos eran: Ignacio Ellacuría, Amando López, Juan Ramón Moreno, Ignacio Martín Baró, Segundo Montes y Joaquín López y López. La masacre causó una ola de indignación en el mundo entero y se redoblaron los llamados de la comunidad internacional para que ambos bandos iniciaran un diálogo. La paz En 1990 las dos partes aceptaron que la ONU oficiara de mediador en el conflicto y se iniciaron conversaciones a fin de encontrar una solución a la guerra. Tras intensas negociaciones, la ONU diseñó un plan, a cumplirse por etapas, según el cual: * Los rebeldes debían destruir sus armas e indicar la localización de todos sus arsenales y municiones. Asimismo, debían desmovilizarse y permitir el paso de las autoridades y la policía. * El gobierno debía, por su parte, desmovilizar al ejército, la policía y desarticular a los escuadrones de la muerte. A fines de 1991 la ONU certificó que ambos bandos habían cumplido con sus compromisos y los convocó a la firma de los Acuerdos de Paz de Chapultepec el 16 de enero de 1992 en el Castillo de Chapultepec, Ciudad de México, México. Consecuencias Se estima que la guerra dejó un saldo de 75.000 muertos, en su mayoría civiles. Si se tiene en cuenta que en la década de 1980 la población de El Salvador rondaba los 4,5 millones de habitantes, ello equivale a decir que casi el 2% de la población perdió la vida en el conflicto. Decenas de miles de personas resultaron heridas físicamente (como consecuencia de armas de fuego, explosiones, minas antipersonales, etc.) y miles de ellos quedaron con mutilaciones que los incapacitaron de por vida. Miles, también, resultaron con graves secuelas psicológicas (si se tiene en cuenta las violaciones a las que fueron sometidas incontables mujeres y las torturas y vejaciones que padecieron otros tantos hombres). Numerosos niños quedaron huérfanos de padre, madre, o ambos. Los daños materiales fueron cuantiosos. Puentes, carreteras, torres de transmisión eléctrica, etc. resultaron destruidos o severamente dañados; la fuga de capitales, y la retirada del país o el cierre de innumerables empresas hizo que la economía del país se estancara durante más de una década. La reconstrucción de la infraestructura se ha prolongado hasta la actualidad. Desde el punto de vista social, el costo también ha sido muy alto. La desmovilización de los ex-combatientes y su reinserción a la vida civil han sido una dura labor que aún continúa. Como consecuencia de la guerra, quedaron en manos de la población civil miles de armas de fuego, lo cual propició el surgimiento de las pandillas de jóvenes y adultos denominadas maras, dedicadas a la delincuencia y al tráfico de drogas, y que han hecho de El Salvador uno de los países (con ausencia de guerra) más violentos del mundo. Por otro lado, cerca de 500.000 salvadoreños se vieron obligados a abandonar el país. La mayoría se radicó en el estado norteamericano de California, donde los emigrados y sus descendientes se han convertido en una importante fuerza económico-laboral, y las remesas de dinero que envían a sus familiares en El Salvador se han transformado en uno de los motores de la economía nacional. Desde el punto de vista político, el país se democratizó. Desde el final de la guerra civil hasta ahora, todas las elecciones realizadas en El Salvador han sido cuidadosamente monitorizadas por la ONU y otros organismos internacionales, a fin de asegurar la transparencia de los comicios. Las nuevas instituciones creadas como producto de los acuerdos de paz (Procuraduría de los Derechos Humanos, Policía Nacional Civil de El Salvador, etc.) garantizan el buen funcionamiento del sistema político, y procuran preservar a todos los sectores de la sociedad. No obstante todo ello, la guerra ha dejado una gran polarización y resentimiento en la sociedad salvadoreña.
El 15 de octubre de 1979, un grupo de militares liderados por el coronel Adolfo Majano expulsó al general Carlos Humberto Romero y formó una Junta Revolucionaria de Gobierno tras anunciar la Proclama de la Fuerza Armada. La Junta cayó tres meses después que el coronel Jaime Abdul Gutiérrez y el coronel Guillermo García, Ministro de Defensa, controlarán la transición política.
El año 1980 fue muy determinante para el inicio de la guerra civil en El Salvador, dada la serie de eventos represivos por parte del Estado y organizaciones paramilitares, replicados por acciones violentas de las organizaciones guerrilleras.
En febrero, el mayor Roberto d'Aubuisson, ex Jefe de la sección política del Departamento de Inteligencia (G-2) de la Guardia Nacional y director de la ANSESAL, una agencia de inteligencia del Ejército, apareció en la televisión vinculando a un grupo de demócratacristianos con las organizaciones revolucionarias. Como resultado de esta acción, según fuentes del PDC, fue asesinado el procurador general de la República, el Dr. Mario Zamora Rivas. En marzo el Partido Comunista Salvadoreño funda las Fuerzas Armadas de Liberación, FAL. Se recomponen dos juntas más y a la tercera se integra Napoleón Duarte en marzo de 1980. Inmediatamente, Duarte puso en práctica un programa de gobierno diseñado por asesores de Estados Unidos con las siguientes reformas políticas: se implementó una reforma agraria, la nacionalización de la banca, del comercio exterior, y del procesamiento del café y el azúcar. Asimismo, Duarte decretó el Estado de sitio y la suspensión de las garantías constitucionales, que sería prorrogada sucesivamente hasta la firma de los acuerdos de paz.
El 24 de marzo fue asesinado el Arzobispo de San Salvador, Monseñor Óscar Arnulfo Romero, después de haberle exigido a Estados Unidos retirar su apoyo militar al régimen salvadoreño y ordenar a la misma Junta el cese de la represión. El mayor Roberto D’Aubuisson fue posteriormente imputado como organizador del crimen, pese a que nunca se le llevó a juicio.
Las fuerzas de las FPL, el Partido Comunista Salvadoreño y la FARN se unificaron en la Dirección Revolucionaria Unificada, DRU, formada en mayo. Las corrientes de izquierda conformaron la Coordinadora Revolucionaria de Masas (CRM), para luego formar el 18 de abril un abanico todavía más amplio de fuerzas sociales y políticas bajo el nombre de Frente Democrático Revolucionario (FDR), cuyo director fue secuestrado y posteriormente asesinado en noviembre por un escuadrón de la muerte vinculado a la Policía de Hacienda.
En mayo, el mundo fue estremecido por la violenta masacre de más de 600 personas en el Río Sumpul ubicado en la frontera con Honduras. Este crimen fue llevado a cabo por fuerzas militares combinadas de El Salvador y Honduras. En el mismo mes de mayo, las fuerzas guerrilleras fundaron la Dirección Revolucionaria Unificada – Político Militar (DRU-PM), y el 10 de octubre, las mismas se organizaron bajo el nombre de Frente “Farabundo Martí” para la Liberación Nacional (FMLN); posteriormente en diciembre se une el Partido Revolucionario de los Trabajadores Centroamericanos (PRTC).
En el mes de diciembre, cuatro monjas estadounidenses fueron violadas y asesinadas por efectivos de la Guardia Nacional. Duarte es elegido presidente de la junta y el coronel Gutiérrez su vicepresidente. Al final de 1980, la iglesia contabilizó 28 miembros asesinados (incluyendo al Arzobispo) y 21 detenidos, además de acciones terroristas como 14 bombas, 41 ataques con ráfagas de ametralladora, 15 robos, y 33 tomas de iglesias.
El 10 de enero de 1981, el FMLN lanzó una ofensiva general y llamó a una insurrección a nivel nacional, la cual no tuvo éxito en la toma del poder, pero fue la acción de la guerra civil propiamente dicha. En mayo el mayor D’Aubuisson es capturado (y luego liberado) por intentar organizar un golpe de Estado contra Duarte.
En septiembre de 1981, la Comisión de Derechos Humanos de El Salvador (CDHES), informó que un total de 32,000 civiles fueron asesinados por fuerzas gubernamentales o por escuadrones de la muerte vinculados al Ejército, desde que la primera junta asumió el poder en el país. Ese mismo mes, D’Aubuisson anuncia la fundación del partido Alianza Republicana Nacionalista, ARENA, y posteriormente, su postulación como candidato presidencial.
Monumento a las víctimas de la Masacre del Mozote.
Las Fuerzas Armadas salvadoreñas también se involucraron directamente en la represión indiscriminada, siendo el más notorio de estos incidentes la denominada Masacre de El Mozote entre el 10 y el 13 de diciembre de 1981. Durante una incursión del Batallón Atlacatl a esta localidad del departamento de Morazán fueron asesinados varios cientos de civiles, probablemente más de un millar, y muchos más huyeron a refugiarse a Honduras. Se calcula que la junta militar recibió 1.000 millones de dólares de Estados Unidos en concepto de ayuda militar para combatir la insurgencia.
Por otro lado, debe tomarse en cuenta que la guerrilla iniciaría hostilidades tales como secuestro y asesinato de empresarios y alcaldes, destrucción de infraestructura pública, enfrentamientos armados y destrucción de objetivos militares, repartición de propaganda y extorsión a empresarios. Dichas acciones se darían repetidamente durante toda la guerra civil, dando paso a casos muy sonados tales como la masacre de la Zona Rosa y el secuestro y posterior asesinato en los Planes de Renderos, del empresario Roberto Poma. Dada la gravedad de la guerra civil, la guerrilla cometió diversos crímenes, que si bien no se equipararon en volumen con los cometidos por las Fuerzas Armadas, no pueden dejarse sin tomar en cuenta.
El FDR se alió al FMLN, esta vez liderado por el Dr. Guillermo Manuel Ungo, y plantearon el diálogo y la negociación para resolver el conflicto en forma pacífica. La alianza FMLN-FDR logró el reconocimiento como fuerza política representativa del país por parte de la comunidad internacional con la Declaración Franco-Mexicana en julio de 1981.
El 28 de marzo de 1982 fue elegida una nueva Asamblea Constituyente. Durante los 20 meses siguientes, la asamblea constituyente desarrolló intensos debates en el proceso de redacción de la nueva Constitución de la República, que fue finalmente promulgada el 15 de diciembre de 1983, entrando en vigencia cinco días después. Posteriormente, Álvaro Magaña fue nombrado presidente provisional por la asamblea constituyente. Duarte ganó las elecciones presidenciales en 1984 ante D'Aubuisson de ARENA. Según el PDC y Duarte, D'Aubuisson y su partido de ARENA tenían lazos directos con los escuadrones de la muerte, el embajador estadounidense, Robert White, había descrito como “un asesino patológico” al fundador de ARENA
En 1984, Duarte realizó dos reuniones históricas de diálogo y negociación con la alianza FMLN-FDR, una en el pueblo de La Palma, Departamento de Chalatenango, y la segunda en Ayagualo, Departamento de La Libertad. Pero ninguna de estas reuniones dio solución al conflicto armado. En mayo de 1987, la alianza FMLN-FDR presentó su propuesta de paz de 18 puntos.
En 1989, el voto popular otorgó a Alfredo Cristiani de ARENA la elección presidencial. En abril de 1989, el FMLN presentó en Washington su plataforma para negociar el fin de la guerra civil. El gobierno de Cristiani se reúne por primera vez con el FMLN en México en septiembre. El 11 de noviembre, siguiendo un plan estratégico que según algunos medios de prensa Fidel Castro conocía de antemano, el FMLN lanza su ofensiva militar llamada “Hasta el Tope”. La madrugada del día 16, una unidad del Ejército invade la Universidad Centroamericana "José Simeón Cañas" y asesina a 6 sacerdotes jesuitas vinculados a la teología de la liberación: Ignacio Ellacuría, Ignacio Martin Baró, Segundo Montes, Joaquín López y López, Amado López, Juan Ramón Moreno y a dos de sus colaboradoras Elba y Celina Ramos.
La ofensiva montada por el FMLN dejó claro que no habían posibilidades de una victoria militar de alguno de los bandos. Las negociaciones con ARENA continuaron con la firma del protocolo en Ginebra, Suiza, en abril de 1990, luego las delegaciones de ambas partes en conflicto suscriben en mayo el Acuerdo de Caracas con la mediación del representante personal del Secretario General de la ONU, Álvaro de Soto.
En diciembre de 1990 el FMLN lanza lo que sería la última ofensiva militar de carácter nacional y en la que se derriban los primeros aviones con misiles tierra-aire. Al establecerse una especie de equilibrio de fuerza, el gobierno de ARENA accede a la firma del Acuerdo de Nueva York el 31 de diciembre, y el 16 de enero de 1992 las negociaciones terminaron con la firma de los Acuerdos de Paz en el Castillo de Chapultepec, en México, poniendo fin a 12 años de conflicto interno. Al final de la guerra civil se contabilizó la muerte de más de 75,000 civiles salvadoreños y de alrededor de 9,000 desaparecidos.
La Comisión para la Verdad para El Salvador de las Naciones Unidas, organizada bajo el mandato de los Acuerdos de Paz, elaboró su informe titulado “De la Locura a la Esperanza” entre 1992-93 en el que publicó los resultados de la investigación de los hechos ocurridos entre 1980 y julio de 1991